Me eclipsa un relámpago
rajándome la noche,
los truenos en mis oídos
semejan mil tambores
La lluvia cae a raudales
cómo represa abierta,
arrasa con mi alma
hasta dejarla desierta
La luna intenta mirar
a través de los nubarrones,
provocados por el respirar
de los sagrados dragones
Un espectro en la Luna
juega a las sombras chinas
y yo que observo desde lejos,
veo lo que nadie se imagina
La oscuridad es muy amable
invade sin hacer ningún ruido,
mis ojos los va llenando
como si fuera un lento fluido
El frío, silencioso caballero,
también hace su entrada,
la lluvia se transforma
y torna blanca mi mirada
La nieve, dama inmaculada,
extiende su manto albino,
cual dama protectora
esconde paisajes y caminos
La noche se transforma
en una lenta metamorfosis,
mi vida ha hecho lo mismo
pero con dolorosas dosis