Yo soy aquel que en lejanas tierras
contemplaba un cardenal, que del lapacho su techo hacía
sueño, esperanza, frustración, compartían mis días
esmeralda, albo, umbrío pintaban nuestras lozanías.
Helios de aquel y este ignorado vivía
mas su carro en nuestros nidos centellaba.
tornasolando lo umbrío en fulgurante presencia
pasión, ansiedad, ilusión; echo dado mi corazón jugaba.
La búsqueda de la mítica Ítaca tentó mi anhelo
monté símil Ulises, mi propia Odisea.
a falta de lestrigones y ciclopes la razón compenso
¿púes quien trueca suaves pastos y verde brisa
por arlequines de semáforo y valijas de asfalto?
En mi ventana busco las estrellas de mi pueblo
oscuridad titilante, bocinas altisonantes hallé.
la aurora despliega sus dedos sobre un papel
dando vida a un cardenal que canta nostalgias.