Cuando cierras los ojos,
te nacen alas,
y emprendes el vuelo hacia mis sueños
con la ingravidez de una pluma
atrapada en un remolino de aire.
¡Vuela, vuela hacia mí con tus alas de algodón!,
y que el viento no te impida ascender hasta el vértice de mi fantasía,
donde los sueños son el ónice del alma cristalina.
Yo soy ese escalofrío que recorre tu cuerpo
cuando en la noche te despiertas con el pulso acelerado
y con la vaga sensación de haber sido acariciada
por los dedos de la brisa.
Yo soy ese suspiro que se escapa de tu pecho
cuando te abrazas a la almohada
y la almohada te responde con un bostezo de nube,
invitándote a cerrar los ojos en el mullido dosel de la noche.
© Óscar Bartolomé Poy. Todos los derechos reservados.