Déjame! Gritaba con lágrimas en los ojos, la agarrabas mas fuerte pues te provocaba enojo.
Estabas listo para a ella una y otra vez lastimar, romper sus sueños como si fueran un vano y simple vaso de cristal.
Ella rogaba que pararas ¿tienes corazón? Tu al escucharla aumentabas mientras reías con diversión.
Era un ángel con alas rotas la que obligabas estar en esa habitación, la que amenazabas con llegar a ser peor de lo que puede hacerle saber su imaginación.
Si solo moviese sus labios para expresar lo que le hacías, pensaba ella aun temiendo y sabiendo que no debía.
Tu fuiste el diablo que la sacó de su cielo, llevándola a las cumbres de tal infierno lleno de dolor.
Tu fuiste un monstruo, también un veneno que se inyectó en su corazón, de toda pureza e inocencia tu fuiste el ladrón.
Ella jamás puedo hablar a cerca de tales cosas, ya la habías golpeado ¿qué pasaría entonces si en tu contra abría la boca?
No resistió mas el no poder volar y en tal pesadilla vivir. Se había rendido ya no existían las ganas de seguir, no podía olvidar todo lo vivido, lo que le hiciste sufrir.
Estaba cansada y sus ojitos se fueron cerrando mientras deseaba ir a un mejor lugar, volver a tener luz y alas para un vuelo alzar.
Y voló, voló lejos de este mundo, sin antes arriesgarse y luchar. Un ángel de alas rotas a quien te encargaste de matar.
Pobre ángel tan frágil que hoy ya no está, tantas cosas lindas por vivir que tu le destruiste, sueños llevados al olvido y pesadillas convertidas en realidad, eres una escoria mas de este mundo ¡de este mundo lleno de maldad!