Nunca en mi vida
he llorado,
pero ahora como niño
sin su cometa
que el viento ha arrebatado
llevando todas sus ilusiones
de su vida entusiasmado.
Me encuentro llorando
tu innecesaria ausencia.
Pero he de rescatar
de ese agudo dolor
lo que tú nunca valoraste
sabiendo que me elevaste
a un lugar de exquisitas fragancias
con las que fabrique mi lecho
que las conserva guardadas