Para Mis Días Menstruales
Ni brisas restaurarían
la ingenuidad
que alguna vez tuvimos
la primera vez
que tu mano saludó
al ojo de mi nuca.
Ni un huracán de titanes
sería tan feroz
como para derrotar
los muros
que separan
la fiereza
de la pureza.
Las fiestas de fin de año
serán solo un zarcillo
de cerumen
que decorará
la oreja
del ojo
de mi nuca.