Que profana pasión se siente amiga
al amarte en el templo de tu lecho,
si en la cúspide caigo, ya maltrecho,
y la sima profunda me atosiga.
Como encontrar la senda que consiga
desnudar la lujuria de tu pecho,
si cansado de penas, ya desecho,
el corcel no prosigue sin su auriga.
Como decirte amiga que lo siento
en un vaivén cansino que atormenta
cuando todo sucumbe en un momento.
Desarbolado mástil que fomenta
el embate de cálido tormento
que quiere culminar y se lamenta.
Claudio Batisti