Kleber Exkart

Sortilegio

Emblanquecieron los cristales a tu paso.

La luz se difumino centelleante, dejando ver

la magnificencia de tu vestido. Sonreías.

No pudiste verme. Fui el gran ausente

aunque estuve cerca, muy cerca de ti.

 

El sigilo de tus manos me buscaron

en el montón de asuntos fatuos

que llenan el baúl de tus recuerdos.

No soy mas que un cúmulo de papeles

desvencijados, añejos, con olor a moho.

 

Allí en algún lugar de tu piel

una cicatriz de besos como una cruz quemante

te dirá que un día fui tu amante,

que bebiste de mi boca la miel.

 

Tierno sortilegio de ósculos

que prendaron en mi la hiel

de viejos odres de nuevas vendimias

recolectadas en tardes de crespúsculos

en que exhaustos bebíamos aguamiel.

 

No soy mas que marasmo de viejas luchas

taciturno caminante de puentes colgantes

musgo de camino y cuculla de selva

enredada en el laberinto de tu melena.

 

Puedo llegar a ti en la noche

buscando de tus muslos el derroche

la sábila entumecida de tu pasión

el desborde de los flujos de tu corazón.

 

Lo mío es acercarme al fuego

es liberar la pasión al primer ruego

tentarme y despertar soñando

que cobijas tu frio en mi meandro.

 

Aunque pases la vida huyendo

siempre volverás al punto de partida

tendrás un excusa repetida

para soñar que vivimos departiendo.

 

Si aquel momento no corrí

al ver que partías vestidas de azahares

es porque sentí que morí

al dejar mi amor en los altares.