Siempre he pensado que la vida es algo tan efímero que tienes que dejar llevarte por tus sentimientos. Siempre he creído que el amor es lo más puro que puedes llegar a sentir y que lo mutuo es algo tan fugaz como eterno. He creído que la soledad no es tan profunda si aprendes a quererla y que tú reflejo es el único que puede llegar a hacerte sentir satisfecho. He llegado a pensar que en cada persona se esconde un universo y que en cada universo infinitos planetas, planetas inexplorables y habitados. También he creido que las palabras son la herramienta más fácil de usar, siempre que tengas algo que decir y que puedes sumergirte en la literatura y modificarla a tu gusto pues no tiene orden ni obligación alguna. Puedes llegar a ahogarte también, ahí está el problema. Ahora vais a entender por qué lo he escrito todo en pasado. Por qué ya no lo creo. Creo que la esencia de la vida se ha quedado entre las obligaciones y las condiciones. Que el amor existe hasta que te traicionan y haces como si curar la herida fuera fácil y barato, pero bien sabes que cuesta, cuesta casi tanto como levantarte cada mañana con los ojos cansados y sonreír frecuentemente cuando bien sabes que tienes el alma a medio coser. Y sin preámbulo alguno así se queda, queriendo a medio coser, amando a medio coser, viviendo a medio coser... ¿Que importa? Si la soledad va a salir intacta de esta guerra contigo mismo. ¿Que importa? Si no es la primera vez que te pasa. ¿Que importa? ¿Enserio crees que va a ser la ultima?