No hay razón,
que me someta.
No hay motivo,
que me humille.
No hay valor,
que me arrodille.
Ni dolor,
que me doblega.
Vivo al pairo,
de los necios.
Al socaire,
del cobarde.
Al ralentí,
voy pensando.
Como madura,
el que piensa.
Como se torne,
el que ame.
Vivo atado,
a mi legado.
Pero suelto,
en mis ideas.
Voy viviendo,
paso a paso.
Como aquel,
que paladea.
Sueño despierto,
sin sueño.
Pero soñando,
maneras.
De mejorar,
día a día.
La verdad,
que me golpea.
No quiero,
grandes tesoros.
Ni anhelo,
loas y prebendas.
No quiero,
que me recuerden.
Por el monto,
de mi hacienda.
No vivo,
mirando al suelo.
Ni de espaldas,
a la Tierra.
Vivo llorando,
por dentro.
Al ver,
lo que me rodea.
Vivo ensanchando,
mi alma.
Con la ciencia,
que me queda.
Y aferrado,
al corazón.
Saliendo,
de las trincheras.
Sueño,
perdido en la jungla.
Sueño,
cortando maleza.
Sueño,
con poder romper.
Lor barrotes,
que me cercan.
Y sueño,
con ser el rayo.
Que destruya,
las barreras.
No hay razón,
que me someta.
Viviendo,
en el pensamiento.
Hago,
relojes de arena.
A. L.
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