Estacionado en la intranquilidad de mi desesperación siento las finas gotas de agua caer sobre el nerviosismo que me produce este plomizo atardecer como quimera para seguir esperando tu ingreso de fugaz bólido en el firmamento de mis ilusiones y seguir confirmando que eres la estrella que sigue iluminando el universo de mis ambiciones
Imploro una mirada de esos tus ojos de miel para seguir disfrutando la fragancia de tus encantos y seguir alimentando la esperanza de estos años vividos que a menudo vuelvo realidad en mi imaginación.
Ver la imponencia de tu trote cuando silenciosa caminas por el sendero de tu alegría con ese porte y elegancia es como ver una cigüeña en libertad flotando sobre el prado florido de una mañana primaveral.
Saber y aceptar que solamente he sido tu compañero en la imaginación en mis noches sin luna de plenilunio es como resignarme a verte:
cascada interminable derramar tus turbulentas aguas sin poderme sumergir en las espumas de tus encantos ni sentir ser abrasado sobre esas piedras humedecidas por los efluvios iridiscentes del aura que te protege.
Pero palpar tantas cosas bellas de ti es como redundar al decir que en estas mañanas espléndidas de verano los colibríes visitan esas flores radiantes del vecindario para libar el néctar que convertirán en la ambrosía de su felicidad.
Que en las tardes tus ángeles guardianes, pero también un demonio desesperado de lejos te mirará y se alborozará al verte regresar y quedar meditando al pensar que:
Solo blancas he inmaculadas almohadas te arrullaràn en estas frías y solitarias noches invernales.