No quiero escribirte un poema...
Sino un libro, con muchos de ellos,
para dejar la historia en palabras
que rememoren por siempre tus hechos:
recordar, por ejemplo, tus manos
haciendo figuras de cielo,
con cada caricia enamorada
desde la espalda hasta mis dedos;
anunciar, con cada tímida sonrisa
que el amor, tras un épico gesto,
sembrará una cosecha de abrazos
y una lluvia de muchos secretos;
entregar, con cada regalo de ojos
las profundidades de tus misterios,
atesorados como joyas que esperan
el día para ser labradas en versos;
soñar, mientras la vida prosigue,
con la intimidad del silencio
que los amantes a diario anhelan
para entregarse en ríos de fuego;
amar, con el perdón que alimenta
la oportunidad de nuevos hechos
escritos con sangre, vida y palabras
cuando en la calle, reina el desprecio.
Por eso, no quiero escribirte un poema,
sino un corazón, con muchos de ellos
para que sepas cuánto te amo...
¡y cuánto, mi amor, te pertenezco!