YO CLAUDIO

A DON GUIDO EDUARDO.

Era una mañana fría y llena 

de un trabajo duro y molesto

donde las piedra del camino

escarchadas por el hielo que cayo 

sobre la noche oscura y solo se

escuchaba el rugir

de los autos y camiones, por la 

carretera que sería la traísionera 

de Don Guido, cuando un camíon 

aplasto su cuerpo, no escuchandocé 

el grito de ausílio, desesperado 

que se alejaba por los aires  

con un corazón destrozado y sus huesos 

eran puñales clavados, en sus carnes 

quitando la vida a un hombre 

a un amigo. 

Guido Eduardo un fiel amigo 

un buen compañero,

los que fuimos tu amigos 

te lloramos, te bendecimos, 

Rosas, Claveles y lirios, acompañaban 

tu cuerpo bendito, y el ángel del señor 

que llevaba tu alma en sus brazos

tus hermanos, familiares e hijos 

y los aplausos que adornaban 

el  despido, de un gran compañero

un gran amigo.