Como una estrella fugaz.
Paso de largo sin verla.
La mirada se perdió,
entre las pastosa niebla.
Y olvido su corazón,
en tan rápida carrera.
Apartada se quedó.
Escondida entre los bordes.
Solapada en la conciencia.
Perdida en las oquedades,
como la sombra en la cueva.
Lejos del intenso olor,
cuando se moja la tierra.
Se alejo como una nube.
Como al aire una pavesa.
Atravesando los cerros,
como el Sol cuando se aleja.
Volátil como la voz,
cuando en un susurro queda.
Entre las hojas cautivo.
Como el polvo entre las tejas.
Quedó el vacío que dejó,
su liviana inconsistencia.
En solitaria ascensión,
buscó su existencia fuera.
Deja un reguero de sueños,
perdidos en la madeja.
Así va quedando oculta.
La locuaz inteligencia.
Sometida a la tortura,
que la amartilla y flagela.
Convertida en la reliquia,
escondida entre las piedras.
Como una estrella fugaz.
Se quedó entre las guedejas,
que provoca la inconsciencia.
Dando bandazos sin rumbo.
Buscando alguna querencia.
Protegida entre algodones,
como una criatura nueva.
Como un rayo traspasó,
los cerebros que recuerdan.
Dejando en los olvidados,
residuos de su sapiencia.
Que anide en el corazón,
de aquellas mentes inquietas.
Y los pensamientos vuelen,
entre los brazos de ella.
A. L.
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