El poder constituyente primario en Colombia, su sentido de voluntad, su naturaleza política, se ve menguado por el desconocimiento de las opciones políticas de turno. Este desconocimiento, lleva a tomar decisiones que alimentan el negocio de los comités que reciben dádivas por concepto de reposición de votos en blanco. Estos comités están investigados por peculado y contratación indebida. Tristemente, el voto en blanco, siendo una manifestación democrática de inconformidad, es usado perversamente por la Ëlite política, económica y religiosa.
El voto en blanco, condensa la indignación ciudadana y es una declaración de principios ante la falta de espacios políticos en coyunturas especiales, como lo fue en el “Frente Nacional” que era totalitario y absolutista “Cualquier parecido, es pura coincidencia”. Mientras que en este proceso actual, el voto en blanco venera más bien a una ola de indiferencia inducida, que desgraciadamente castiga a quienes podrían darle un giro al régimen político imperante. Lamentablemente, entre más abstención y voto en blanco haya, menos sufragios se necesitaran para elegir a los candidatos que acuden al voto de maquinaria. Este rechazo a los candidatos de turno es el resultado que la Élite y su malla de poder ilegítimo consigue, a través de los grandes medios de información, encargados de ejecutar una tarea de alta complejidad. Esta tarea consiste en masificar información para la obediencia, la dependencia y la aprobación pasiva de lo ilegal, de lo corrupto y lo ilegítimo. Lo que funestamente daña la capacidad de intelecto crítico que todo ser humano posee. Este juego psicológico, les permite apoderarse de la conciencia, los sentimientos y la voluntad del constituyente primario para convertirlo en una masa sumisa y obediente. En donde lo normal es la mentira, la manipulación, la distorsión y la falsa percepción de la realidad, en favor de quienes imponen el poder en beneficio particular.