Verano Brisas

PODREDUMBRE

Nací de padres honestos, bajo un régimen

cuyos miasmas fétidos me pusieron a pensar,

tan pronto tuve uso de razón,

que algo estaba podrido en este suelo,

al que llegué por deseo o accidente.

Alguien me dijo cuáles eran los poderes

dominantes del país,

desde que la mal llamada independencia

separó a los mestizos de la corona española,

para no pagar tributo a tan lejana dignataria.

Los impuestos ya no serían para el rey

sino para los latifundistas, burócratas y políticos,

militares y religiosos criollos que,

desde ese momento, y de manera exclusiva,

gozarían los beneficios de las rentas nacionales.

 

Fue cuando me decidí por la tarea de fisgonear

paso a paso los movimientos de la rama ejecutiva,

con tan mala suerte que la encontré podrida.

Ante semejante calamidad,

dirigí la mirada hacia la legislativa

buscando respuestas para mi desconcierto.

¡También estaba podrida!

Esperanzado aún, supuse que la justicia

resolvería mis inquietudes

a través de investigaciones rigurosas

y sentencias de jueces absolutamente probos.

¡Qué sorpresa! Estaba más podrida aún.

 

Fijé mi atención en los empresarios privados

de la industria y el comercio,

lo mismo que en la sociedad civil,

pero estas agrupaciones tenían tan mal olor

que intenté ignorarlas y dedicarme

a mis asuntos personales,

convencido de que saldría indemne

de tan nauseabunda inmundicia.

¡No señor!

La podredumbre lo inundaba todo,

tanto que yo también hedía a cadáver.

 

Los océanos más grandes del planeta,

que bañan las costas colombianas,

serán insuficientes contra tanta putrefacción.

Somos raza de parias, lacayos del imperio

que ha hollado con su zarpa oscura

esta tierra generosa y fértil,

gobernada por rufianes,

ladrones, corruptos y asesinos,

que contaminan el ambiente y las buenas intenciones

de quienes queremos superar nuestra miseria.

Es la descendencia de Caín,

porque la de Abel fue sometida, maltratada y muerta.

Malhadada la hora en que nacimos los de abajo

en esta casa llena de hollín y podredumbre.