No hay que viajar lejos para conocerle, no importa la cultura, el lugar, la edad, ni el tiempo de la historia, sencillamente todos son especies iguales, hacedores de miseria, truncadores de sueños, dueños de la mezquindad y de ellos es el fruto de la decadente humanidad que conocemos y que acecha constante a todos por igual en este paradójico mundo de hoy.
Insaciables, llenos de maldad, hechos de sentimientos avernales, amadores de la guerra por riquezas que a los pocos, poder y dominio da, y del resto el infortunio abraza con saña, tan solo por no estar en el lugar de aquellos, que si no peores serìan, tambièn corregidores sin piedad, y carentes de valores y de amor universal.
Triste, frìo y desolado concepto se instala en mi corazòn, al ver la miseria y mezquindad humana arrasar con furia todo lo que queda, naciones en guerra, sin sano juicio que impida la barrida, estampida por mar y tierra, desplazados huyen por la vida, otros se entregan resignados a sus miserias, igual al norte o a sur de la tierra, mientras los Dioses callados observan.
Se renueva la especie, los montes vomitaràn el fuego de su entraña, se derretiràn los glaciales y se volcaràn los mares, mientras la luna sin luz seguirà alumbrando mientras el sol no se apague.
Tal vez una esperanza truene, retoñe la flor en el desierto y los viajeros vuelvan del universo en sus naves de extraños minerales, para recomponer la especie sin aliento.
Raquelinamor
Julio 14, 2018