Esmeralda Zamorano

Tan bella.

Tan bella.

La señora mar, desde lejos en lo alto de la ciudad y luego desde cerca, en los peñascos que no la dejan avanzar, que ella azota de manera desmedida cuando hay mareja\'

La señorita se queda dormida bañada por la luna, despierta cuando el sol la calienta de fervor... O quizás duerme arropada por el sol y despierta para jugar con la luna y sus tormentas.

La mar, viejita y joven a la vez, traslucida pero sucia, que pena más grande... Tu ultrajo me hace llorar por las noches, mi apatía se pone en marcha por tus dolores.

Mi mujercita de basto abdomen, deja caer tu enojo sobre los pecadores... que aquí, todos quedan libre sin condiciones, dicen que tu eres muda y que no importa sí te arrojan basura.

Bello manto de sutilesa, enséñame que tengo que hacer para estar siempre cerca de tu esencia costera.

Eres la amante de los marineros y el tesoro perdido del pescador, eres parte fundamental de la existencia humana.

Espero irme lejos y conocer todo tu cuerpo, cada parte de su semblante y toda gota de tus besos.