Jhon Deivy Torres Vidal

MIGRAÑA DE SONÁMBULO

Rechazaron los muebles mi peso equilibrado

en proporción de sueño.

No aceptaron mi vocación sin suerte

ni un fragmento decente de mi desnudez grave.

El sueño y sus caballos también me rechazaron 

partiendo como pólvora hacia mis dos costados.

¡Qué suerte para esquiva, insomnio hasta el cabello!

 

Quisiera ahora decirles - y nadie más se entere-

que el no dormir por días me ha vuelto desconfiado

hasta el extremo infausto de dudar de mis dudas

y hurgarme entre los huesos la vida y sus rezagos.

El humo de los días y la brasa de las noches 

parecen dos designios, dos ojos, dos hachazos

que encierra sin retorno mi marcha de sonámbulo.