Carlos Justino Caballero

SED Y AGOBIO

 

Había sed y manó agua de vertientes,

hontanares que generosos la saciaron

hasta una saciedad que hizo de latidos

un latir innecesario.

Mas siempre la nube era buscada

para rogarle que sustente al manantial

por si vuelve la sed.

Que no haya lenguas secas incapaces

de decir te quiero, ni aspereza en labios

que esquiven besos de otros besos.

 

Había agobio y hubo sombras protectoras

que llevaron al sosiego y que fue bálsamo

hasta una calma en la que ya inspirar

dejó de ser aire preciso.

Y siempre serán cuidadas esas sombras

de árboles benditos en sus copas

por si el agobio vuelve.

Que no haya agobios que en su pesadumbre

eviten el abrazo, ni en sus penas mueran

las caricias que erizan la piel.

 

 

De mi libro “Del sentir que reverbera”. 2018 ISBN 978-987-763-458-7