Sabíamos que conjugar la piel
petrificaría nuestras arenas
para esculpir líneas imborrables.
Lo sabiamos
muy en el fondo lo sabíamos
y ahora que el destino
configuró entre nosotros
la imposibilidad de un encuentro
en algun punto
de mi peregrinaje
te oigo susurrar desde la piedra
y la vereda me restrega
una sonata de memoria.
Hoy pretendemos ser
agua y aceite
eso no cambia
que somos inmortales
el uno para el otro.