Oscuras las ropas que viste Celeste.
Frío el aliento que sopla su boca.
Inagotables lágrimas resbalan de sus ojos,
estrellándose, mientas caen en las verdes hojas.
Sus cabellos rizados, de fuego y amatista,
se han vuelto lacios y oscuros.
Aquellos matices con mezclas divinas,
se han esfumado, cambiado; han huido de ella.
Sus manos se arrugan y no por el tiempo.
Es por el agua que constantemente la aqueja.
¡Oh Celeste! Tan brillante y cálida...
...¿Dónde está ahora tu risa?
Corren todos buscando refugio.
Un lugar donde esperar que pase su llanto, su pena.
Viéndote a lo lejos gritar de rabia
o simplemente llorar en silencio.
Me pregunto: \"¿Debería usar mis botas?\"
Celeste.