En una gran alameda
El busto ya resurgía
del avaro que decía
una tras otra moneda.
Moriré contando el dinero,
mi trabajo predilecto
así será mi defecto
eso de ser sin cero.
No me critiques ahora
virgen del alto cielo
que será en este suelo
donde la prefiero señora.
La cuenta la saco yo
sin rebaja concedida
será valiosa su vida
solo el vuelto será suyo.
Nunca me casaré
y alimentar unas sanas
que por algo tengo canas
en mi modo no cesaré.
Ahora si me entiende
sus favores probaré
sus gracias no pagaré
por no ofenderla, ¿comprende?
Si le diera un trocito
de mi corazón valioso
le vendiera mi reposo
serían cien mil pesitos.
Yo le pido por unos besos
guardando todo secreto
ser vanidoso y concreto
cada uno a cinco mil pesitos
Usted dice que mi boca
es una cereza marchita
pero le juro mijita
con un millón me provoca.
No haciendo cuestión
usted tiene su gracia
para mi no es desgracia
saque la plata del colchón.
Para el trabajo pagar
al hombre bien parecido
ya que es suyo el motivo
para con este hombre pecar.