Destellos en el olvido.
Que crecen en el recuerdo,
como en el eco el sonido.
Tímidamente asomando,
entre sutiles resquicios.
Que la vida va dejando,
lentamente en cada guiño.
Libre vuela el pensamiento.
Ajeno a la desventura,
que crece hacia los adentros.
Zigzagueante en su camino.
Tropiezan con las paredes,
con los muros del destino.
En su errática andadura.
Los pensamientos se ciñen,
al ritmo de la cordura.
Y se van desvaneciendo,
en los vientos del olvido.
Las ideas tornan en hechos.
Y se quedan los deshechos,
en el limbo delirantes.
Amores desafiantes,
que adornan cada camino.
Verde por fuera jugosos.
Por dentro locos constantes.
Impenitentes amantes,
Cual caminantes maltrechos,
en los senderos perdidos.
La brújula se desboca.
Veloz va cambiando el viento.
Mientras el tiempo devora,
cada sutil sentimiento.
La carrera es de los rápidos.
Más el andante tranquilo.
Va saboreando el camino,
dando a la verdad su sitio.
Van sucumbiendo los rápidos,
en su fugaz recorrido.
Y el lento con cada paso,
da sentido a su destino.
Demonios que dentro habitan.
Con alhajas revestidos.
Luchando con la razón,
desnuda en su sacrificio.
A. L.
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