Por ustedes que en mi sois:
una recelosa mirada desparramada
más allá de lo que las ojeadas alcanzan,
estos oídos líquidos siguiendo desde lejos
vuestro respirar junto al ritmo de las pisadas
de un corazón de menta o del pequeño de rosa,
el olfato crecido aspirando los canticos
del aire que roza la vaina de agosto y noviembre,
la palabra en altas o bajas mareas
abierta con la sonrisa de la luz
Y despejada para el mutismo en las sombras,
manos de mar para mimar arenas pálidas
O lisonjeras jugadoras de cosquillas
sanando tristezas en los gestos de la infancia,
la médula des espinada como faro etéreo
entre la niebla de los capilares del medio
donde aclarar las piedras de la travesía,
Y ,entre otros sentidos; el espíritu ,
que conspira contra los dinteles de los dañinos,
Para ustedes... que en mi sois.
VUESTRA MADRE
ANTONIA CEADA ACEVEDO