El silencio oscurece mi camino
y mis pasos se pierden sin sentido
mientras vago como un hombre caído:
solo debo morir, pero prosigo.
No sé qué pasará ni quién vendrá,
o quizás solo resta sollozar
Parece que llegué al fin del desierto
y ahora estoy aquí solo ¡No es cierto!
Ahí viene alguien, pero no distingo,
se aproxima, mis piernas tiemblan, miro
que es el diablo que rasga el poco cielo
que aún me queda en este cruel infierno
Corro, la piel me hierve con su ojeada;
me tropiezo en la arena, y me acorrala,
para que sin piedad pueda llevarme,
y no puedo hacer algo: ya es muy tarde;
no hallé la medicina que me salve
de mi pecado del placer salvaje
Ahora oigo una dulce voz ¡¿Quién es?!
Es una mujer que echa a Lucifer
y después me saluda tiernamente
enseñando sus dientes dulcemente,
retirándose luego por su senda,
y dejarme prendado ¡Si supiera!
Solo digo: Si solo supiera ella
que me está haciendo ver muchas estrellas
tanto en el día como por las noches,
cuando imagino su tez de derroche,
cuando pienso que mi vida hoy inicia
¡Yo espero tener de ella una caricia!
Solo espero que de ella no me aparten,
solo anhelo vivir este amor grande,
porque aquella mujer es salvación
que llegó justamente el día de hoy;
cuando yo ya pensaba en declinar,
pero en ella podré yo descansar