Es como si aquí, el tiempo se dejara de escurrir por las rendijas de los años; sus manos cálidas y blandas son lo único que he conocido, que se le escapa, de quien nadie escapa.
Se siente como el hogar, huele a café y a amor, mezclados con una pizca de limón y mango. Su sonrisa es la única paz que consigo cuando tengo mi alma con insomnio.
A pasitos lentos y cada vez un poco más cansados, va caminando, en mi umbral de la cordura y el silencio, y la luz se asoma de nuevo, porque ella me quiere, y todo está bien.
Desearía comprarte cien años más, desearía comprarte mil años más, desearía que fueses eterna, eres en quien mi sonrisa reside, y si te escapas, mi vida se escapará con tus suspiros y tus preciosos ojos pequeños;
Guarda tus besos de amor y ternura junto a mis panecillos favoritos, para cuando me faltes, poquito a poquito, me los vaya comiendo.