Oh! humo fugaz
que te meces en mis manos,
haz que tu pincel desgastado
pinte en mí noche una claridad.
Cubre mí pena con tu encanto,
teje tu delicado manto, de niebla,
sobre mis carnes marchitas.
Haz que cierre la herida,
Que hace tiempo me ha matado.
Oh! candente braza
que ardes en mis dedos,
con tu fulgor sincero,
enciende el aire que pasa
retorciéndose en los cielos.
Haz que la vida renazca,
que fluya en todo mí cuerpo;
derrite mis ojos de plata,
incendia el frío semblante,
hazme tu fiel amante
y elimina la pena que me atrapa.
Oh! sabía ceniza
que te mezclas en los suelos,
llévate en tu caída
todos mis temores viejos;
entierralos en tu cieno, profundo,
donde no lo encuentren mis sueños.
Quiero que en tu partida
hacia tu misma escencia,
me devuelvas la sonrisa,
en una tierna despedida.