¡DOTES!
Si no fluyen hoy las letras, inútil he de sentirme,
quedarme debo en suspenso, acuden prestas por miles;
ningún esfuerzo es preciso, muchos después han de oírme:
¡Vendrán a unirse conmigo, gentes de varios rediles!
Atrás dejé ya un cuarteto, construyo aquí el verso quinto,
adquiere forma el poema, quedando voy satisfecho;
comprendo apenas ahora, que me ha llevado el instinto:
¡Dejar de obrar pronto debo, cual bestia caza al acecho!
Me adornan cientos de dotes, gratuitas no he recibido,
de sitio inmenso y muy alto, a mí me fueron enviadas;
belleza grande y excelsa, aquí nadie ha repartido:
¡Tampoco hermosas virtudes, por alguien fueron compradas!
No importa el tiempo que tome, juntar tan gráciles letras,
perder riquezas he visto, que estéril dejan al alma;
y tú podrías ser uno, de aquellos que a Dios impetras:
¡Tener así fuera sólo, no más un poco de calma!
Por cosas vacuas, sutiles, Señor jamás te pregunto,
respeto a ti te profeso, por ser el único grande;
del Reino Arriba existente, el Cielo, hablar es tu asunto:
¡También confieso temerte, tu Gloria Sabia se expande!
En marcha contra el reloj, parece a veces que fuera,
el mundo a mí nunca puede, hacerme echar hacia atrás;
me asisten muchas razones, termina creo la espera:
¡Medida eterna equivale, al más preciso compás!
Ahora estoy convencido, por cobrar tengo una deuda,
que nada tiene que ver, con cosas de aquí y fungibles;
aquello a mí me compone, es masa que nunca leuda:
¡Por eso puedo afirmaros, vencí las cosas terribles!
Cumplida dejo la meta, con este octavo cuarteto,
así que tengan por cierto, soy hombre y no me arrepiento;
cuando un compromiso asumo, veréis plasmado mi reto:
¡Quizá tan sólo he narrado, igual que profeta un cuento!
JAIME IGNACIO JARAMILLO CORRALES
Condorandino