La epopeya amarga el dulce invierno
de indulgentes penas,
pasajera va la nostalgia por un lienzo
que no tiene resistencia.
Y una fuerte y áspera melopea
abraza el alma al final de un vuelo
que no tiene retorno,
solamente un recuerdo.
Flébil canto el hada de la noche
de su adentro gime,
insuficiente es el silbo de un aire calmo
que raqueando no encuentra una esperanza.
Quillotra solo fue la luz de mis mañanas
que con su prisa de gacela dejara,
en cinco pétalos de rosa
cinco letras formando un nombre.