alupego (Ángel L. Pérez)

EN SUS ENTRAÑAS DE FIERA

 

Una herida indeleble,
a fuego quedó grabada.
Mientras la vida pasaba,
ajena a su desventura.
Los sentimientos flotaban,
cual barcos a la deriva.
Y en su profunda amargura.
Sintió la bota aplastando,
su delicada estructura.

Soñó con fértiles tierras.
Cantó sonatas de arena.
Mientras las aguas lamían,
de su legado las penas.
Apenas rozando el aire,
las alegrías dormían.
Sumergidas en el valle.
Como lirones colgados,
de las ramas del recuerdo.
El mirlo le cantó al viento.
Y el viento le respondió,
con potente voz de trueno.

La Historia marca la pauta,
de los errores vividos.
De los aciertos se callan,
o se agrandan sus sentidos.
El oro se torna en plata.
Y la plata torna a plomo,
cuando la verdad se calla.
Con tambores y timbales,
se blanquean las batallas.
Y los hombres se decoran,
con medallas de hojalata.

Tembló la hoja en la rama.
Su delicada belleza,
puso en riesgo su entereza.
Bailó al viento su silueta,
con cabriolas de impaciencia.
La brisa la acariciaba,
salvando su fortaleza.
Mientras la rama sustenta,
su frágil naturaleza.
Dribla su cuerpo sin pena.
Sabiendo que su valor,
se refleja en su belleza.

Tibio el horizonte acude,
para salvar la carrera.
Mientras la Tierra construye,
en sus entrañas de fiera,
las razón de su existencia.
A. L.
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