Buscando inspiración observé al cielo,
hurgando vi, la luna y las estrellas,
radiantes, me dejaron claras huellas,
que fueron custodiadas con recelo.
Del mar tomé el azul, sin su permiso,
pintando los paisajes más hermosos,
sin duda naturales y fastuosos,
teñidos de un celeste muy preciso.
Después busqué afanoso en el jardín,
los pétalos más finos de colores,
belleza que tenían tersas flores,
orondas perfumadas de jazmín.
Surgieron los silbidos melodiosos,
de pájaros que muestran sus plumajes
vistiendo de colores los ramajes,
arpegios celestiales rumorosos.
Natura nos cautiva con su magia,
induce a disfrutar de la poesía,
que llega al corazón con fantasía,
y alegres emociones nos contagia.
Pendientes unos versos de tejer,
escritos como cantos de emoción,
salidos con amor del corazón,
enviados con ternura a la mujer.