Mis buenos amigos, rayos de luz,
¿por qué a los hombres y mujeres llegan
con alegría a borrar las penas
de los corazones sedientos de amor?
Mis buenos amigos, rayos dorados,
¿de dónde vienen? ¿A dónde van?
¿Qué asunto les da tanta prisa
que a velocidad nunca vista
marchando están?
¿No ven que a la tierra pisan
y entran en lo que del polvo salió?
Mis buenos amigos, líneas de fuego,
¿quiénes son ustedes que, sin dudarlo,
con dulzura alivian dolores,
con gracia regalan colores
y llenan de risa los rostros
por el son de una nueva esperanza?
Quiero ser uno de ustedes.