Toledo es bello dijiste
y sin pensarlo te fuiste,
no sabías que jugabas contra el tiempo,
y que ibas a emprender
una carrera hacia la muerte.
Con tu morral a la espalda,
anduviste por calles estrechas
y calzadas romanas,
te asombraste de la Catedral,
continuáste hacia la mezquita del Cristo de la luz,
fuiste a la Sinagoga de Santa María la Blanca
y Toledo subió a tu recuerdo.
Cansada, sin saber porque,
lo asumiste y achacáste a la visita,
sin imaginar que en tu cuerpo,
se jugaba una mala partida.
Continuaste,
miraste el entierro del Conde de Orgaz,
pasaste por la Sinagoga del Tránsito,
disfrutaste de Toledo,
y en tu cuerpo, sin saberlo,
iba entrando el mal,
te sentaste frente el Monasterio de san Juan de los reyes,
y ya muy cansada te fuiste al mirador del tajo,
desde allí me llamaste,
desde allí empezaste a morir.
P.M.Pedro Monroy Gemio