Cansada de tantas ausencias de albores,
la oscuridad ingresa sutilmente,
se acomoda adueñándose de todo
como espuma que crece…
envuelve
enloquece
como un néctar difuso,
que nos lleva a experimentar las tinieblas
dueñas de la expiración…
y quien sabe, entonces podríamos
apreciar lo bello de ver nacer la aurora
y entender que nada nos llevaremos,
y asimilar
que solo el bien que hagamos perdura,
y que el mal que hacemos aumenta nuestra opacidad,
que en la vida todos somos fugases,
efímeros
que toda carrera se acaba un día,
casi sin darnos cuenta
en un instante…
la oscuridad llega un día invariablemente...
y si las sombras
en las que vagamos en el tiempo
están sentenciadas a penar eternamente,
entonces vagaré a mi aire
y penaré si quiero
montaré y cabalgaré el tiempo
porque solo un poco de tiempo tenemos.