¡Ah, santo!,
tus pasos...
los presiento
en el umbral
de mi tristeza.
Santo, te extraño...
la hondura
de tus pisadas
dejaron huella
en mi vida.
Nunca serás un ayer;
un dolor cincelado
en mi camino.
Sino que serás siempre
mi hoy y mi después.
Ingrid Zetterberg
Dedicado a mi amado Señor Jesucristo
De mi poemario: \"Inspiraciones de mi nostalgia\"
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