El sol golpea con fuerza
y el asfalto con un reflejo
devuelve los rayos que le caen
como espadas de cristal.
Entre rayos y reflejos,
padezco un calor que no da tregua,
deshidratándome por los poros
con las mejillas coloradas
y la boca reseca a todas horas.
Y en medio de este sopor de primavera
me adueño de un momento de aliento
para pensar en ti…
Que fastidio es todo esto
cuando es el Sol
que es tan lejano quien lo causa,
prefiero que seas Tú
quien los males del calor me provoque
y si siento sed que sea solo
por la ausencia de tus besos.