Se cruzaron miradas, de inmediato sintieron,
aquella sensación de momentos pasados,
cuando en los corredores del colegio se vieron,
y apareció la magia que los dejó atrapados.
Él, recuerda nostálgico, aquel primer poema,
dedicado a los ojos que alegres lo miraron,
dejando sentimientos que fueron teorema,
de fácil solución que en amor terminaron.
Ella poco recuerda, piensa: fue una aventura
sin mayor importancia, por el tiempo olvidada.
Fue princesa asediada, por chicos con ventura,
que solo fueron fatuas luces de la alborada.
Pasaron muchas noches, algunas muy brillantes,
mientras otras opacas, despertaron tristeza,
situaciones reales, en la vida abundantes,
humanas experiencias de indudable riqueza.
Hoy de nuevo se encuentran ¡Bendito es el destino!
Él mostrando su otoño, ella disfruta el día,
un encuentro fortuito, un encuentro divino,
él absorto la mira, ¡Ella es la poesía!