**Para mi hija Elena**
Llegaste la primera con la madrugada
te sentí como agua,
cuando mi boca estaba sedienta
para calmar mi sed de rabia,
que claridad vi en tus ojos
que limpia tú mirada,
que corazón tan grande hija de mi alma
si cuando te parí fuiste luz y alborada,
nada de llantos en tú cara
y mi vida cambió de la noche a la mañana,
pues me aferré a ti
como se aferra la roca a la lapa,
yo te di vida, tú a mi la esperanza
siempre me sentí sola nunca tuve nada
y tu compañía me llenó de alegría el alma,
van pasando los años mi camino se acorta
pero no la desgana,
igual que ayer te tengo a mi lado
pues el destino quiso que así pasara,
ten paciencia conmigo, ten calma
que tu madre estará a tu lado,
y si mis fuerzas me abandonaran
las sacaré de debajo de la tierra
¡siempre con las mismas ganas!.
Elena ©