¿Por qué no entregas tu lucha,
cargada de sangre y horrores
¡oh! terrorista, segador de vidas,
deseoso de amedrentar a los hombres?
¿Por qué matas al humano
que como tú, por él sangre corre,
y su corazón late
por su pródigo racimo de ilusiones?
¡No te manches más con sangre,
mancha tu vida con amores!
¡Deja la bomba, deja el arma culpable,
limpia tus manos y por fin corre,
¡oh! terrorista, hacia la esperanza que arde
y te llama para que perdones!