Extraño y muy gentil vagabundo,
que en mis sueños anhelo encontrar,
deje que su andar de trotamundo,
le guíen hasta éste, mi altar.
Señor que acompasa mis ritmos
y hace saltar mi herido corazón,
perdone mis miedos y sinos,
y acepte mi confuso amor.
Extraño señor vagabundo,
que busca en mí, poemas sacar,
quiero entrar en sus sueños profundos
y así, de su mano, caminar.
Señor de encantadoras palabras,
no me deje sin poderle soñar,
que la Luna y el Sol sí se aman,
aunque no se puedan encontrar.