Tiempo hace que no escribo
sobre sobre mis locuras y mis miedos,
me he acostumbrado al genocidio
de mis palabras con silencio.
Hoy, no se el porqué hoy me he decidido
a darle a mi verbo su aliento,
a volver escribir en este libro
las gaviotas muertas en mis cuentos.
Hace años que he dejado de estar vivo
sin estar del todo siempre muerto,
por eso de nuevo he nacido
con el traje tan jodido de lo viejo.
Hoy hace un día de sol enlutecido
donde un fantasma se mira en el espejo
cuyo amor se halla agusanado, herido
por una flecha lanzada desde lejos
por una estrella cuyo aullido
me ha partido el alma y los sesos.
Hoy he vuelto a ser un niño
que no recuerda su escuela y sus juegos,
un corazón parado en un camino
desorientado de tus abrazos y tus besos.