La clara sonrisa
es un puente de teclas blancas
un camino con alas
volando entre los labios
En la lenta prisa de la boca
se revuelve el eco del deseo
que viaja lejos
de mis ojos a los besos
Me anima mortalmente
el perfume de tu cuello
estrecha ruta
que mira hacia tus senos
Que buen vivir
atado a tu cabello
negra vereda que abre sus olores
como un rio de vegetal caricia
Eduardo A. Bello Martínez
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