Entona el torbellino en la algazara
de azules pajarillos entre arpegios,
cual notas que entre musas confesara
el numen de inefables sortilegios.
Es como si en el cerro eclosionara
el Cénit magistral y placentero
y en medio del oasis murmurara,
sutil un pentagrama aventurero.
Si iluso algún romance contemplara
el mito del crepúsculo tardío,
bohemio el peregrino no callara
la voz de la ambrosía en su albedrío.
Y entonces el parnaso se aclarara
cual ínclito presagio de quimeras,
en tanto inescrutable levantara
sublime su versar de primaveras.
Aimée Granado Oreña ©
Gota de Rocío Azul