Un angelito en su cama,
Refugiada en su rincón;
Exudaba su albo amor
Como cristales de agua;
Pero al desahogar su alma
De su pecho se escapó
El pedacito de sol
Que en su pecho se ocultaba;
No podía comprender
El poder de los espinos
Que laceraban su piel
Por haber tanto querido:
-Si la dicha rauda fue,
¿Por qué el dolor sigue vivo?