Solo, con la sangre corriendo
por y entre sus dedos y brazos,
observando su reflejo en el viejo espejo
con los ojos húmedos,
con sus abismales y paranoicos pensamientos,
inmerso a través de pequeñas lunas en un frasco,
queriendo terminar todo en oscuridad
pero con media existencia en la luz.
A n g e l a C a v a l c a n t i