Entre los rincones
de la inconsistencia.
Se ocultan los genios.
Haciendo bolillos,
con la inteligencia.
Las ideas deambulan,
como almas inquietas.
Dando a cada hueco,
su entidad concreta.
El genio da saltos,
haciendo piruetas.
Saltando razones,
y comiendo reglas.
Mientras los cerriles,
con dos orejeras.
Hacen oídos sordos.
Siguiendo al que sigue,
todos en hilera.
La víctima sabe,
que van a por ella.
Dribla las esquinas,
de una y mil maneras.
Esquiva los dardos,
de palabras huecas.
De perfil se pone,
para ser discreta.
Pero los cañones,
de la indiferencia.
Siguen bombardeando,
su digna carrera.
El secreto a voces.
Gritan entre rejas,
de cualquier manera.
Soplan a los vientos,
que nunca contestan.
Silban a los mirlos,
que emprenden carrera.
Y los arrozales,
de olvido se anegan.
Porque los secretos,
rompen sus caretas.
Dando al que lo compra,
verdades de cera.
Culmina la sangre.
Latiendo con fuerza.
Como los timbales,
de una enorme fiesta.
Las venas se ensanchan,
libres de pereza.
Y la mente piensa,
sin saber que piensa.
Los renglones rectos,
pero con sapiencia.
Sin vacíos espacios,
que alberguen la pena.
A. L.
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