Te observo de soslayo, busco tus ojos en un instante infinitesimal
porque la sustancia de la que está hecha mi ser, me lo pide
esa sustancia voraz, solo sabe de saciedad si la alimento con tu imagen,
mas tu mirada, se deposita en el horizonte llano, desprovisto de todo
aún de mi.
Te hablo entre susurros, como quien teme al abismo
y en el afan de expresarme no coordino, no soy yo plenamente
y tus palabras ausentes viajan a otro abrigo, despoblando esta parcela.
Te pienso en mi silencio y en el bullicio, en mis horas de vigilia
y en mis esperanzadores sueños, en la jornada dura y en el plácido descanso
en la música atemporal y entre las letras de los clásicos
y quizás tus pensamientos dulces, se aislen de mi.
Te siento en cuerpo y espiritu, como duelen las heridas
como circula la sangre, cuando me arrebata la compasión, como cuando cae la lágrima necesaria,
como cuando el universo no responde ante la nada,
y quizás tu sentir circule por parajes para mi vedados.
Camino solitario, ausente en ti.