En los sotos del bosque
está mi viejo árbol
de páginas otoñales
corvo de espalda
rostro arrugado,
curtido de gratos recuerdos.
Pensar que mis penas
no han diezmado la savia,
que en prosa, irriga las venas
del lector en su textura.
Cada estrofa refleja el tiempo
desde lo clásico a lo abierto
del verso con o sin mesura
y cada rama, rima al viento
de la música que vibra
en medio de las letras
de un cancionero
en poesía cubierto.
Diosa Castalia de las fuentes
en cada guijarro vistes
de musa, oigo al río,
besar las flores su corriente.
Botones de mil poemas
que en hojas y metáforas
se convierten en naranjos,
candil que el arte iluminas
en bandadas de fonemas
palabras hechas rebaños
al amor van trillando
y el arriero que camina
por el polvo de los años.