No quiero salir,
me quedaré en esta cueva,
a veces hay virus y bacterias;
y las rocas simulan un túnel que, con el sonido, retúmba.
Pero… ¿salir?
¡No quiero salir, ¿Qué no entiendes?!
tengo miedo de secarme allá afuera,
a que tu plan salga mal y después de salir sólo haya silencio.
Tengo miedo,
no sé si eres idiota, tonto o retrasado,
sabes perfectamente que estoy mejor aquí dentro.
No, no, corazón, no me vas a convencer,
la primera vez que me sacaste ¿recuerdas lo que pasó?
parece que ya lo olvidaste,
pero ¿qué crees? yo no.
No me obligues a salir,
me niego ante toda circunstancia, ante todo argumento,
no voy a salir,
si lo hago quedarás como un idiota, entiéndelo.
Llevo poco tiempo aquí dentro,
déjame un poco más,
te lo ruego, si me sacas
perdemos los dos.
Ah… ¿lo prometes?
prométeme que lo de allá afuera es mejor,
que todo saldrá bien,
que no sentiré una fuerza que me jala hacia abajo atado a un árbol.
¡Ah¡ está bien, lo haré,
saldré,
por fin escaparé.
Por fin escapé, al ritmo de las palabras…
“te amo”.